El cuerpo también tiene voz
Yo soy tu cuerpo.
Y aunque no hablo con palabras, llevo años intentando decirte algo.
Te hablo en suspiros, en dolores suaves, en tensiones que ignoras con café o con pantallas.
Cada vez que te duele algo, no es castigo… es un mensaje.
Pero tú lo llamas cansancio, estrés, alergia, hambre, flojera.
Y mientras tanto, yo solo pido algo sencillo: que me escuches.
No es flojera, es agotamiento emocional
Cuando no quieres levantarte, cuando todo pesa, no es falta de fuerza:
es exceso de exigencia.
Me obligas a sostener emociones que no sueltas, responsabilidades que no te corresponden.
No quiero más café, quiero descanso.
No necesito motivación, necesito silencio.
No es hambre, es vacío
Cuando abres la nevera sin saber qué buscar, no es el estómago el que pide, es el alma.
Intentas llenar con comida lo que no alimentas con presencia.
No es antojo, es ausencia.
A veces el cuerpo mastica lo que la mente no puede digerir.
No es insomnio, es mente saturada
No puedes dormir porque tu cabeza no calla.
Las pantallas te roban la noche y la respiración.
Tu cuerpo está en la cama, pero tu energía sigue corriendo detrás de todo lo que no puedes controlar.
El descanso no llega cuando cierras los ojos, sino cuando te permites soltar.
No es inflamación, es defensa
Cuando algo en ti se inflama, es porque me siento atacado.
Tal vez por los alimentos, tal vez por los pensamientos.
La inflamación es mi forma de protegerte del exceso, de decirte que algo te está quemando por dentro.
No necesito antiinflamatorios, necesito calma, descanso, alimentos vivos, respiración profunda.
No es apatía, es desconexión
No es que no te importe la vida.
Es que hace tiempo no la sientes.
Te llenas de estímulos, pero sigues vacía.
La apatía aparece cuando el alma se desconecta del cuerpo.
No me ignores, llévame al bosque, al sol, a la tierra.
Déjame sentir que existo más allá de las pantallas.
Cómo volver a escucharme
Descansa sin culpa. El descanso no es debilidad, es medicina.
Toma infusiones que calmen, no que estimulen. Tilo, manzanilla, lavanda, melisa.
Sal a la naturaleza. Camina descalza, siente el aire, mira el cielo.
Come con conciencia. Alimentos vivos, reales, con energía del sol.
Practica el silencio. En el silencio me escuchas mejor.
Conclusión: no me cures, escúchame
Yo soy tu cuerpo.
No vengo a enfermarte, vengo a despertarte.
Cada síntoma es una carta que te envío con amor, pidiéndote atención.
No me calles con pastillas, abrázame con presencia.
Cuando me escuchas, sanamos juntas.
Llamado a la acción:
Cuéntame en los comentarios:
¿Qué te está intentando decir tu cuerpo últimamente?

0 Comentarios